25 de agosto de 2014

Madres y docentes en defensa de la educación pública


Gabriel, delegado de la primaria 105 – González Catán
Estamos en el Km. 31 de la ruta 3, en González Catán, La Matanza. A 5 cuadras de la ruta se ubica la Escuela Primaria 105. Los docentes de esta escuela venimos llevando adelante una lucha permanente desde que se inició el año, como toda la docencia de la provincia. No sólo contra el gobierno ajustador de Cristina y Scioli, que paga con el hambre del pueblo la ya de por sí delictiva deuda externa; sino también contra los traidores “de adentro”, burócratas de todos los colores (los Baradel, las Petrocini, los de Udocba) que ya no convencen a nadie de que representen a los trabajadores de la educación. Dos días estuvimos elaborando el mandato para llevar a la reunión de delegados de mañana en el Suteba La Matanza (que hace un año supimos arrebatarle a la burocracia “celeste” y dirige hoy la combativa oposición de izquierda). Lo discutimos en rondas de maestros, en recreos, en pequeñas reuniones en nuestra sala, antes y después del horario escolar. Todos estos, espacios ganados a la fuerza, ya que no teníamos uno establecido para tal fin.

El mandato que redactamos es altamente progresivo: defensa de la educación pública, aumento de presupuesto, no a los recortes, no al pago de la deuda externa, reapertura de paritarias, asambleas como forma de resolución, exigencia a los dirigentes para que salgan a luchar, apoyo y solidaridad con todos los suspendidos y despedidos, como los de Lear y Donnelley, entre otros. 
El mandato expresa lo que se vive en todas las escuelas de Matanza: ¡hay que seguir luchando! Yo insisto en la necesidad de sumar a los padres, hacer una asamblea con ellos. Algunas compañeras me miran con miedo. “¿Miedo a qué?”, pregunto. Dicen: “¿y si los padres vienen agresivos?”, “¿y si nos enrostran todos los días de paro que hicimos?”,”algunos piensan que somos vagos que paramos para no trabajar”. Insisto. Y finalmente sale la asamblea conjunta para el jueves 21 de agosto, a las 11 horas.
Ahora sí… son las 11 de la mañana. Esta comunidad, como La Matanza toda, que supo ser bastión de la clase obrera, hoy está muy golpeada. Si recorremos la Ruta 3 desde Gral. Paz hasta Virrey del Pino veremos los restos arqueológicos de cientos de fábricas que han ido cerrando al calor de las sucesivas crisis capitalistas que siempre pagan los trabajadores. Los padres de nuestros alumnos, unos pocos son obreros, los más son trabajadores precarizados y en negro, algunos otros viven de los miserables de planes del Estado (algunos de ellos hoy están pintando la escuela), o simplemente son desocupados que se la rebuscan como pueden.
Otra vez logramos ganar un espacio de debate. Dos compañeras con horas especiales resignan su descanso para cuidar los grados de los dos compañeros que hacemos la asamblea con los padres. Concurren 35 padres (con una matrícula de 320 alumnos en el turno mañana, son poco más del 10% de los padres). Perdón, dije “padres”… son todas madres, y muchas con bebés o niños pequeños.
Me presento como delegado de los maestros y como tal explico nuestros reclamos sectoriales. Luego, lo más importante, nuestro objetivo central: la defensa de la escuela pública. Cuento lo que muchos padres no saben, aunque presienten: los recortes que viene sufriendo el presupuesto por la inflación y la devaluación que encarece los costos (la falta de recursos, tizas, boletines, registros, etc.), el estado de los edificios de enseñanza (con pozos desbordados con desechos flotando en los patios, techos caídos, paredes electrificadas, baños químicos) y el tema que quizá es el que más afecta a nuestra escuela, ya que este año venimos sufriendo el recorte de los cupos para los comedores escolares.
El tema de los cupos escolares es sólo un botón de muestra de la canallada del gobernador Scioli para con nuestros niños. El ejemplo de la escuela 105 se reproduce en todas las primarias de la provincia. En una escuela con una matrícula de 665 alumnos (mañana y tarde) había cupo de comedor sólo para 520. ¿Cómo? ¿No comían los otros 145 pibes? Claro que sí. ¿Cómo se le dice a un pibe con hambre “vos no comés”? No contentos con esto, nuestros gobernantes volvieron a rebajar la cuota. Este año nos dejaron sólo 430 cupos (sacaron 90) aunque mantenemos la misma matrícula. Cada cupo representa $ 6.30 (ni un pancho vale eso). Pero hagamos matemática: $ 6.30 multiplicado por 430 cupos, repartido entre 665 chicos es igual a $ 4.07 por chico. Poco más de 4 pesos es con lo que se le cocina a nuestros pibes en cada almuerzo. La mayoría de ellos necesita ese almuerzo y es su comida básica del día. Como dije arriba... ¡una canallada!
Dejo la palabra a las madres. Gratamente todas las intervenciones son de apoyo y los únicos reclamos son en el sentido de resguardar a los niños, recuperando contenidos. Todos son conscientes de la pauperización del comedor con su dieta básica de fideos, arroz y lentejas, de cómo desapareció la milanesa, el pollo y otras carnes. También del beneficio recibido por las escuelas privadas en desmedro de las públicas. Las opiniones todas son solidarias con los problemas de infraestructura de las escuelas hermanas (la nuestra es nueva y no los tiene). Pronto surgen los problemas sociales que se viven en todas las familias trabajadoras, y era lógico. Las madres expresan el problema que representa la inflación, y que en la cocina todo esta más caro, el miedo a los despidos y la desocupación. Y en esa situación, la escuela pública es la única posibilidad de educar a sus hijos. Y surge de ellos mismos, los obreros de la Panamericana nos dan el ejemplo. ¡Para ganar hay que luchar! Nuestra escuela también es ejemplo de ello, muchos de nuestros padres han participado de la lucha para lograr la escuela nueva con piquetes, cortes de ruta y asambleas hace menos de 10 años.
Nos despedimos con el compromiso de algunas madres de ir a la marcha de mañana por San Justo. También el de defender la escuela pública juntos y mantener la regularidad de las asambleas de padres y docentes. Me llevo la satisfacción de compartir la lucha con quienes no pueden faltar, los padres de nuestros chicos. ¿Eran pocos? Puede ser. Pronto seremos más.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario